Desde que comenzó 2019, el precio del Bitcoin subió un 130% y superó a otras monedas digitales en participación en el mercado al rozar los US$ 140.000 millones en capitalización de mercado.
El precio del Bitcoin sube por varios factores más o menos permanentes: el aumento de la confianza en la tecnología y el síndrome FOMO (Fear of Missing Out, el miedo a quedarse fuera del mundo tecnológico). Pero también, la noticia de que Facebook analiza la posible creación de una criptomoneda propia, el acercamiento del sector financiero institucional al mundo cripto y la aparición de nuevas ICO (oferta inicial de monedas, un tipo de financiamiento para criptomonedas).
El principal punto de venta de Bitcoin, al menos para los inversores institucionales, no cambió y su oferta sigue siendo muy escasa al punto de ser considerado una especie de “oro digital”.
En el ecosistema de criptomonedas, el Bitcoin es la más popular y corre con la ventaja de ser la primera, pero ya no está sola. Desde su aparición en 2009 surgieron otras monedas criptográficas con diferentes características y protocolos como Litecoin o Ether, que son las más conocidas y utilizadas, aunque se estima que actualmente existen más de 2000 criptomonedas (considerando el auge de ICO y tokens emergentes) en circulación. Al conjunto de estas nuevas criptomonedas alternativas se lo denomina altcoins.
El Litecoin (LTC) se lanzó en 2011. Su creador es Charlie Lee, un ex empleado de Google que tuvo la visión de crear una versión más ligera de Bitcoin, para transacciones menores y más cotidianas. De este modo, si Bitcoin se considera como “oro” y una reserva de valor para fines a largo plazo, Litecoin es la “plata”. Una de las principales diferencias con Bitcoin es que la red Litecoin realiza el procesamiento de un bloque cada 2,5 minutos en vez de cada 10 minutos, lo cual permite una confirmación más rápida de las transacciones. Otra diferencia importante es el límite: se trata de una moneda deflacionaria de creación limitada, al igual que Bitcoin, pero que producirá 84 millones de Litecoins, aproximadamente cuatro veces más que Bitcoin.
Ether es una criptomoneda un poco diferente de las otras, ya que está ligada a una plataforma específica llamada Ethereum y sólo puede ser utilizada dentro de ella, aunque ha comenzado a ser comercializada en mercados públicos. Ethereum -creada por el desarrollador ruso Vitalik Buterin en 2014- es una plataforma de código abierto que ejecuta contratos inteligentes. Cuando los contratos inteligentes se ejecutan en una cadena de bloques (sí, la ya famosa blockchain), se ejecutan automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones. La ejecución de contratos inteligentes requiere recursos computacionales que deben pagarse de alguna manera, y para ello se utilizan Etheres.
Ether proporciona el incentivo monetario para que los nodos validen bloques en la cadena de bloques de Ethereum, que contiene el código de contrato inteligente. Cada vez que se valida un bloque, se crean cinco Etheres y se otorgan al nodo exitoso. Un nuevo bloque se propaga aproximadamente cada 15-17 segundos. Algunos pueden encontrar la solución correcta para un bloque sin tenerla incluida en la red. La red Ethereum premia estos nodos con 2–3 Etheres.
Este valor en Etheres que se les paga a los desarrolladores por crear aplicaciones descentralizadas o encontrar soluciones surge de los usuarios que interactúan con aplicaciones descentralizadas en la plataforma Ethereum y que tienen que pagar a la red en Etheres para su uso. La cantidad total de Etheres que pueden ser creados es de 100 millones.
Esta es la evolución actual de las criptomonedas. Y más allá de las cuestiones financieras surgen algunas preguntas sociales para comprender este mundo. Por ejemplo, ¿Llegarán mis padres o tíos a cobrar sus jubilaciones en Bitcoins? Es difícil responder con certeza. Pero si se repasa la historia del dinero es evidente que el dinero-papel que usamos hoy no existió siempre y ni siquiera es la única forma de pago actualmente, aunque sí es el que respalda las operaciones de curso legal. Primero fue el trueque, luego las monedas de metal, después los billetes y con el tiempo se incorporaron las tarjetas de créditos, los cheques de viajeros.
Cambiar la forma de pago que usa una sociedad demoró entre 50 a 150 años en promedio, y cada nuevo sistema monetario fue mirado con desconfianza al principio. Para Andreas M. Antonopoulos, profesor de la Maestría en Moneda Digital de la Universidad de Nicosia, Chipre, los Bitcoins van a ser una moneda corriente en menos de 20 años. “Creo que en 20 años todo el dinero se va a volver digital. El dinero en forma de billetes va a desaparecer por varias razones. Y luego vamos a tener que enfrentar una gran decisión: si queremos usar dinero digital que es libre, con un sistema abierto controlado por todos los habitantes del mundo; o si queremos emplear dinero digital que es controlado por gobiernos y bancos y que puede ser quitado a los usuarios de un momento a otro. Uno puede desaparecer con apenas un cambio mínimo en el sistema, así que el bitcoin va a ofrecer una alternativa. Depende de la gente tomarla o no”, explicó en una entrevista con Infobae.
Desde esta perspectiva, en el futuro sería probable que un salario se pague en Bitcoins; de hecho, Antonopoulos señala que actualmente el 80% de sus ingresos es en Bitcoins. Y también podrían ser el medio de pago en supermercados, hoteles, restaurantes, compañías de aviación y todo aquello por lo que debemos pagar y para lo que hoy usamos una tarjeta de crédito, por ejemplo.
El Litecoin (LTC) se lanzó en 2011. Su creador es Charlie Lee, un ex empleado de Google que tuvo la visión de crear una versión más ligera de Bitcoin, para transacciones menores y más cotidianas. De este modo, si Bitcoin se considera como “oro” y una reserva de valor para fines a largo plazo, Litecoines la “plata”
Parece inevitable que el dinero, ya virtual, se convierta en algo más a medida que nos movamos hacia una economía digital. La tendencia parece orientarse al dinero como información, ya no físico o en papel. Y una infraestructura basada en Blockchain permitirá a las personas intercambiar lo que tengan por lo que quieran, confirmando quiénes son en transacciones legítimas.
Si las criptomonedas pueden hacer que estas transacciones sean más seguras, eficientes e inmediatas, eso puede generar valor para todos, incluso para algunas de las compañías que actualmente se benefician de la alta barrera de entrada a la banca tradicional.
Cualquiera que sea el futuro de esta tecnología, una cosa es cierta: va a ser un viaje lleno de baches, pero también emocionante. Por el momento, mis padres pueden continuar ahorrando en pesos argentinos o en dólares y seguir pagando sus impuestos y servicios haciendo fila, cada mes, en el banco o en los puestos de redes de pago rápido.