Unos meses atrás, un amigo me invitó a su cumpleaños, que celebró en un bar con muchas otras personas de distintos grupos sociales. Y dónde, cómo suele pasar en esos casos, había mucha gente que yo no conocía. Antes de sentarnos a comer, conversando con una de esas personas, intercambiamos nuestros Instagram para etiquetarnos en una foto que nos acabábamos de sacar. En la dimensión híbrida, la identidad virtual es casi tan importante como la identidad terrenal. Cuando pasamos nuestro Instagram, le abrimos a alguien una cantidad de información sobre nosotros que a veces no revelamos compartiendo una cena dentro de un grupo social más amplio. Pero lo verdaderamente curioso de esta anécdota surgió cuando, al entrar a mi perfil, esta persona vio que tengo mi cuenta verificada por Instagram.
“Ah! Sos verificado, ¿me puedo sentar al lado tuyo?”. me dijo en tono jocoso. Como cuando decimos algo “un poco en broma un poco en serio”. Lo más probable es que en esa cena hubiera personas mucho más interesantes que yo, más divertidas o incluso que podrían ser mejores contactos para su profesión. Pero existe como una cierta noción de que el perfil verificado da una especie de “autoridad”, ¿no?
Mientras escribo estas líneas estoy en un bar de Palermo Hollywood. Por suerte, nadie en el bar sabe que “mi perfil es verificado”. Y eso nos da una especie de anonimato que no disfrutamos a menudo en la dimensión híbrida. Antes de empezar a escribir me tomo unos segundos para mirar alrededor y me imagino en las identidades virtuales de todos los que estamos sentados compartiendo – sin compartir – este instante en el mundo terrenal.
Runner y amante de los viajes puede estar frente a la ventana comiendo una tostada con palta -mientras Creadora de contenido revuelve aburrida su flat white. Imaginen un mundo donde cuando alguien se acerca podemos ver su cantidad de followers, su descripción de Instagram o si tiene o no perfil verificado. ¡O mejor! Alguna que otra reseña de alguien que se lo cruzó antes. “Cuidado con Runner, hoy se levantó de mal humor”, puso el taxista que lo trajo hasta el bar. “Dejó poca propina”, completó la mesera. Muy probablemente nadie querría hablarle a Runner.
El espacio híbrido
Cuando las amistades están mediadas por los likes, o las “reacciones” a una historia, que hasta nos ahorran el esfuerzo mental de tipear una respuesta, el propio concepto queda devaluado.
La devaluación del concepto de “amistad” es una de las características de las relaciones personales en la era de la dimensión híbrida. Relaciones tan profundas como la amistad o el amor de pareja difícilmente pueden construirse a base de likes y reacciones. Esa superficialidad que abraza nuestra generación se ve reflejada en prácticas como el ghosteo (dejar de hablarle a alguien con quien manteníamos una relación). Si tan fácil fue construir la relación, ¿por qué no debería ser fácil terminarla? ¿Por qué tendríamos que pasar por ese incómodo momento en el que le decimos en la cara a alguien que no nos gusta más o que ya no nos entretiene pasar tiempo con él o ella?
Cuando Aristóteles abordó este tema, hace 2500 años, entendió que existían dos tipos de amistad: la perfecta y la imperfecta. La primera de ellas es la que todos queremos tener y muy pocas veces alcanzamos. En palabras del filósofo griego “un alma que habita en dos cuerpos”. Ese amigo con el que tenemos un vínculo por lo que el otro es en sí mismo y no por lo que puede darme o el beneficio que obtengo de estar con él. Es más: por la amistad “perfecta” muchas veces hacemos cosas que no nos conviene del todo. Desde levantarnos temprano un domingo o salir una noche en la que no tenemos ganas de acompañarlo, hasta pelearnos con alguien para defenderlo. La amistad imperfecta, por su parte, es la amistad del perfil verificado. La que practica aquella persona que está buscando algo más.
Las relaciones humanas, ya sean de amor romántico o de amistad, son complejas. Y, sobre todo, profundas. Si hay algo que probablemente muy pocos de nosotros queremos es tener amigos como los del perfil verificado. Ahora, la pregunta es: ¿Estamos dispuestos a no ser ese tipo de amigos?