El FOMO, o miedo a perderse de algo (fear of missing out en inglés), es un fenómeno cada vez más común.
En estos días nos encontramos en este inicio de año nuevo con expectativas y muchos deseos. Pero como todos sabemos, las cosas no siempre salen como uno planea. A veces, por una u otra razón -y más con las turbulencias económicas a las que estamos acostumbrados- no nos podemos tomar por ejemplo vacaciones o no podemos ir a los lugares que más deseamos. Y justo es, en esos momentos, cuando el famoso FOMO comienza a hacer de las suyas en nuestras mentes.
El FOMO, o miedo a perderse de algo (fear of missing out en inglés), es un fenómeno cada vez más común en esta era de las redes sociales. Vivimos frente a una constante exposición a imágenes que en estos días está plagada de vacaciones, fiestas y eventos especiales.
Con esta realidad, puede ser más fácil sentirse excluido y tener la sensación como si todos estuvieran disfrutando de la vida mientras uno se queda atrás teóricamente. Esta sensación puede ser especialmente impulsada durante estos primeros días de enero, cuando muchas personas publican fotos e historias de sus aventuras en playas exóticas o ciudades increíbles.
La bigger picture en el siglo XXI
Entro a mis redes y veo a mis amigos, familiares y celebridades disfrutando de sus vacaciones en Mar del Plata, Pinamar, Punta del Este, y otros lugares hermosos. Hay fotos en playas hermosas, en restaurantes muy elegantes y en fiestas increíbles a veces descontroladas. Y de repente, nos podemos sentir como si estuviéramos perdiéndonos de algo. ¿Por qué no estoy yo también en la playa, disfrutando del sol y el mar? ¿Por qué no estoy yo también en ese restaurante, rodeado de amigos y familiares que parecen tan pero tan felices?
Hace unas semanas un amigo me hizo escuchar algunas canciones de cantantes de trap que mencionan en sus canciones sobre esta sensación y la presión que sienten para tener éxito y estar siempre “en el lugar correcto”. Por ejemplo, Khea menciona la comparación constante con los demás en su canción “Dinero y Famas”: “Los ojos en el feed, siempre queriendo más / Comparando mi vida con la de otros, siempre FOMO” y Duki también dice en su canción “Toda”: “Todo el mundo quiere tenerlo todo, pero yo no sé / Si tener todo eso te va a hacer feliz, yo no sé”.
Como ya hablamos en varias columnas y observamos anteriormente, sabemos que lo que vemos en las redes es sólo una pequeña y seleccionada parte absolutamente recortada de la vida de alguien. No vemos los momentos menos glamorosos. Todos publican sushi, nadie publica un tomate podrido.
Los argentinos: doctorado en incertidumbre
Como dijo el filósofo Jean-Paul Sartre, “No somos lo que tenemos, somos lo que hacemos con lo que tenemos”. Este tipo de comparación constante y la necesidad de estar siempre conectados también pueden tener un impacto negativo en nuestra salud mental. Según el psicólogo y autor Adam Alter, el uso excesivo de las redes sociales puede llevar a la ansiedad, la depresión y el aumento de los niveles de estrés. Además, como señala el sociólogo y autor Sherry Turkle, el uso constante de tecnología nos aleja de los demás y nos impide tener conversaciones profundas y significativas.
Así que este 2023, creo personalmente que en lugar de centrarnos en lo que los demás están haciendo o tienen, debemos enfocarnos en lo que nosotros tenemos y hacer lo mejor que podamos con ello. Ya sea en la playa o en casa tranquilos, podemos encontrar la felicidad si nos enfocamos en hacer cosas buenas y disfrutar de lo que tenemos.
Deseo para este año nuevo que no se nos vaya la vida deseando otra.